Orgasmo
- Por Andrés Olarte
- 6 may 2016
- 1 Min. de lectura
Te encontré en aquel bar una noche de verano,
sin tener claro lo que iba a pasar;
tú tenías un whiskey en la mano,
mi corazón se detenía con solo ver tu caminar.
Escapamos del mundo cuando caía la madrugada,
demostrándole a la vida que vale la pena arriesgar:
Mi ego para ese momento ya alardeaba,
sin saber siquiera lo que iba a pasar.
Tus manos y tu sexo son placer de muchos,
pero yo creo en la libertad:
Son de todos los derechos
aunque no lo comprenda la humanidad.
Sentir tus senos y vagina es síntoma de placer;
recordarlo genera emoción.
Nunca olvidaré esa noche, ni el amanecer,
porque es imposible borrar de la mente la pasión.
¡Espero verte de vuelta antes de fallecer!

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