¿Por qué hay música que nos hace chillar?
- Konbini Staff
- 13 may 2016
- 3 Min. de lectura

A decir verdad, la gran mayoría de la gente tiene un gusto especial por la música como medio de entretenimiento. Pero no se diga cuando estamos solos y con un mal en el alma -en especial si eres adolescente o muy emotivo-, también ésta sea una de las mejores compañías, y ¡qué mejor si ésta nos hace sentir aún más esa tristeza! Un poquito masoquista, ¿no?
Mucha gente dirá que tiene gusto por cualquier estilo musical, pero cuando es momento de custodiar al sufrimiento, ahí ya no da igual, la música es capaz de hacer llorar a cualquiera, o al menos de hacerle escapar alguna lagrimita.
Sin duda, desde cualquier punto de vista, seas especialista o no en el tema, la catarsis es una actividad necesaria y primordial para mantener la cordura, la razón, la funcionalidad social y la salud espiritual. No basta con meditar, hacer yoga, consumir productos ricos en vitaminas “de felicidad” o de llenar la mente de vibra positiva, la verdad es que, lo triste, melancólico, pasional y extremo también es esencial para todos, es parte de la existencia y no debe evitarse. Por supuesto sin llegar a lo autodestructivo.

La gran mayoría -niéguelo quien lo niegue- hemos buscado escuchar una canción – o playlist – triste para llorar y sentir que estamos vivos (no deprimidos), aunque nos sentimos más aplastados que una tortilla o aún, estando en el mejor de los momentos, de repente escuchar una melodía triste, nos puede hacer sentir algo hermoso y además, muy íntimo.
Para sentirnos vivos, no sólo debemos procurar las experiencias felices, las que nos sacan una carcajada o nos hacen creer que somos plenos; sería necesario comprender la escala cromática del mundo, que va del blanco al negro, esto, con una finalidad de identificación externa e interna (yoíca… #aysí).
Sin tratar de rebuscar mucho mi intento por comprender el por qué del gusto de llorar con canciones ridículamente melancólicas, puedo llegar a varias conclusiones que en realidad, podrían ser explicadas científica, psicológica o musicalmente.
La música es uno de los mejores ejemplos para explicar que somos organismos llenos de fibras con terminales nerviosas, extremadamente sensibles a todo, en especial a sonidos que nos hacen vibrar, bailar y hasta llorar.

La explicación científica al “lloriqueo” proviene de las respuestas emocionales de quien escucha una melodía, estas respuestas son causadas por expectativas cerebrales no cumplidas en los patrones musicales.
Es decir, estamos acostumbrados a completar dichos patrones, desde lo visual hasta lo auditivo. Con la música, podría decirse que nuestro oído espera escuchar un coro seguido de un par de estrofas que no necesariamente riman, sino que combinan auditivamente perfecto entre ellas. Al momento de escuchar algún retraso tónico, una variación inesperada, e incluso escuchar algo que nos satisfizo en demasía, nuestro sistema nervioso reacciona en nuestro ánimo y es capaz de verse afectado, por aquello de los locos neurotransmisores (serotonina, dopamina…)
Obviamente, si los tonos son chillantes, entregados y explosivos, reaccionaremos de la misma manera.
Llorar significa muchas cosas, no siempre lloramos porque estamos tristes o nostálgicos, llorar sirve para expiar sensaciones que no podemos explicar -superando la utilidad del habla-.
Llorar limpia nuestra mente, la despeja y libera un peso emocional que nos deja suspirando tiempo después. Por esto es que la música es una de las herramientas más eficaces, humanas y reales de expresión, aunque sólo son sonidos, notas que duran segundos y luego desaparecen.
Te compartimos una lista de canciones con la que queremos provocarte:
“How to disappear completely and never be found again” Radiohead (“Kid A”, 2000)
“The Rip” Portishead (“Third”, 2008), a parte, tienes que escuchar la versión que hizo Thom Yorke.
“Promise” Black Rebel Motorcycle Club (Howl, 2005)
“Hallelujah” Jeff Buckley (“Grace”, 1994)
“Hurt” Nine Inch Nails (“The Downward Spiral”, 1994), la versión de Johnny Cash sin duda también es genial.
“Perfect day” Lou Reed (“Transformer”, 1972)
“The Earth is not a dead cold place” (2003), álbum de Explosions in the sky.
“Country Feedback”, R.E.M. (“Out of time”, 1992)
“I’ve been high”, también de R.E.M. del “Reveal” del 2002.
“Carrie & Lowell” (2015), el último álbum de Sufjan Stevens
¿Nos faltó alguna?
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