'Yolocaust' o qué significan tus selfies en el Memorial del Holocausto de Berlín
- Priscilla FrankArts Writer, The Huffington Post
- 24 ene 2017
- 3 Min. de lectura
Un artista de 28 años se ha encargado de evidenciar a quienes han sido poco reflexivos en sus visitas.

Es posible que te hayas encontrado con alguna de estas fotos mientras escroleabas tu feed de Instagram, o cuando le dabas rechazar a una posible cita en Tinder. Hablamos de fotos de personas que, por algún motivo, decidieron inmortalizar sus viajes al Monumento al Holocausto de Berlín con una selfie.
Unos miran pensativamente a la cámara, otras muestran un signo de la paz y también están quienes deciden hacer una postura de yoga. Todo en un terreno en el que se ordenó la extinción masiva del pueblo judío.
El escritor y artista israelí-alemán de 28 años de edad, Shahak Shapira, es el autor del proyecto "Yolocaust", en el que se ha encargado de avergonzar públicamente a estos individuos.
El nombre de la obra hace referencia al acrónimo "YOLO", el lema no oficial de todas las malas decisiones tomadas alrededor del año 2011, y que significa "solo se vive una vez".
Shapira recorrió las redes sociales hasta que encontró los 12 ejemplos más flagrantes de retratos tomados de manera inapropiada en el monumento. Posteriormente los publicó en su sitio web —sin el consentimiento de los fotografiados—.


En principio se ven las fotos originales, pero basta con colocar el cursor sobre la imagen para que el fondo sea reemplazado por una espeluznante escena de los campos. Un turista que se fotografió haciendo malabarismos, al momento siguiente continúa haciéndolo pero delante de una pila de cadáveres desnudos.
En una entrevista con la BBC, Shapira habló sobre los orígenes de la pieza, que se lanzó el 18 de enero del año pasado. "Es un fenómeno que noté en Berlín y luego empecé a ver esas fotos en todas partes", dijo.
"Sentía que la gente necesitaba saber lo que estaba haciendo, o cómo otros podrían interpretar lo que estaban haciendo".
Este no es el primer proyecto de arte en el que se examinan los rituales de nuestra generación en redes sociales ―y cómo sus felices prácticas con la cámara pueden fácilmente ser ofensivas―. En 2012, el artista Marc Adelman recopiló 100 imágenes de hombres posando en el monumento, que fueron extraidas de varios sitios gay de citas.
Adelman no pidió permiso para usar las imágenes en su trabajo. Como resultado, uno de los protagonistas de la foto eventualmente ejerció acción legal contra el artista y, finalmente, el proyecto fue removido del Museo Judío de Nueva York.
Shapira tampoco pidió permiso a los sujetos de las imágenes para integrarlas a su proyecto. Sin embargo, está de acuerdo con eliminar las de quienes le envíen un correo electrónico a undouche.me@yolocaust.de.
Peter Eisenman, el arquitecto de Nueva York que diseñó el monumento, ha criticado el proyecto de Shapira. "Para ser honesto, pienso que es terrible", le dijo a la BBC. Como creador del monumento, su propósito era ofrecer el espacio para que los visitantes interacturaran en él de diversas maneras, sin juicios.
"La gente ha estado saltando sobre esos pilares siempre", dijo. "Han estado tomando el sol, han estado comiendo allí y creo que está bien. Es como una iglesia católica, es un lugar de reunión, los niños corren alrededor, venden baratijas. Un monumento es un hecho cotidiano, no una tierra sagrada".
Shapira se muestra impermeable a las críticas de su proyecto, y prefiere tomar una postura amoral: "Si te preguntas si esto está bien o mal, entonces eso es algo bueno", dijo. "No tiene por qué ser uno o lo otro, basta con tan sólo haber generado debate".
En respuesta a la pregunta "¿No es esto irrespetuoso hacia las víctimas del Holocausto?", el artista escribe en su página web: "Sí, el comportamiento de algunas personas en este memorial es realmente irrespetuoso. Pero las víctimas están muertas, por lo que probablemente estén ocupadas haciendo cosas de personas muertas en lugar de preocuparse por esto".
Mientras que tomar selfies en un monumento del Holocausto no es ciertamente una muestra de comportamiento ejemplar, o incluso aceptable, humillar a extraños utilizando imágenes espantosas podría no ser la manera más fructífera de iniciar un diálogo significativo.
Puedes ver el Yolocaust de Shapira aquí y juzgar tú mismo.

Este artículo se publicó originalmente en The Huffington Post EU.
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